
La infanta Elena cobrará 200.000 euros para ayudar a los niños de Latinoamérica
Es absolutamente alucinante e injustificable, después de esto ¿cómo puede alguien ser monárquico?
Resulta difícil creer que alguien esté tan a gusto con el mundo como para no sentir repulsión ante el hambre, la violencia y la desigualdad que lo rodean. Es mucho más probable que suprima consciente o inconscientemente la repulsión o el desacuerdo ya sea para tener una vida tranquila o, mucho más simple aún, porque simular que no ve o no siente los horrores del mundo le proporciona beneficios materiales directos. Para proteger nuestro empleos, nuestras visas, nuestras ganancias, nuestras oportunidades de recibir buenas calificaciones, nuestra cordura, aparentamos no ver, purgamos nuestra percepción filtrando el dolor, simulando que no está aquí sino allá lejos, en África, en Rusia, que sucedió hace cien años, en una otredad tal que , por ser extraña, depura nuestra propia experiencia de toda negatividad. Es sobre esa percepción purgada que se construye la idea de una ciencia social objetiva y libre de valores. (…) este libro está dirigido contra tal supresión del dolor.
Pero, ¿cuál es el objeto de todo esto? Nuestro grito es un grito de frustración, es el descontento de quien no tiene poder. Pero si no tenemos poder, no hay nada que podamos hacer. Y si intentamos volvernos poderosos fundando un partido, levantándonos en armas o ganando una elección, no seremos diferentes de todos los otros poderosos de la historia. Entonces, no hay salida, no hay rupturas en la circularidad del poder. ¿Qué podemos hacer? Cambiar el mundo sin tomar el poder.
- ¡Ja,ja! Muy gracioso.
Desde que comenzó la lucha contra el proyecto de Refinería en Tierra de Barros hay muchas cosas que me han dolido, pero una de las que más ha sido tu silencio. Los medios están al lado del poder, eso no es nuevo para mí, el inmovilismo de parte de la población extremeña tampoco, los comentarios de este mundo es así, pues ¡qué te voy a contar!, seguro que tú también los escuchas a diario… pero tu silencio… Recuerdo el vello de punta al escucharte cantar No a la guerra en la abarrotada puerta del sol, ¿qué ha pasado? ¿será verdad que tenías un precio? Este mes tocarás en Cáceres y estaré allí sujetando una pancarta de Refinería No, me encantaría reencontrarme con el Luis que me emocionaba. Pásalo.
Dice la ministra Fernández de la Vega que reincorporarse al trabajo después de seis semanas de baja maternal (a propósito de la decisión de la ministra de Defensa) es "un modelo a seguir". Y yo me pregunto: ¿desde qué punto de vista? Psicológicamente, y, más aún, en los primeros tiempos, el vínculo madre-bebé no es igual que el vínculo padre-bebé. Para nada. Aunque sea políticamente incorrectísimo. Lo siento.
Eso sin mencionar el pequeño detalle de la lactancia materna, que debería ser una prioridad de salud pública. Cuando estamos ante un tema de la trascendencia de la maternidad, es importante encontrar otro lenguaje para hablar de la igualdad hombre-mujer, ya que si se hace en unos términos tan lineales y reduccionistas, corremos el riesgo de dejar fuera de la ecuación al bebé, cuyas necesidades -por lo que se ve- al sistema le importan bien poco.
Tener en cuenta las necesidades del bebé no significa dar un paso atrás, significa tener a todos en cuenta, incluido al eslabón más débil, el más necesitado, el que no se puede defender.
Los países más avanzados en materia de derechos de la mujer y de la infancia son también aquellos en los que la mujer juega un papel más activo, tanto social como políticamente. Suecia, por ejemplo, tiene 64 semanas de baja maternal; Noruega, 52; Dinamarca 50; Finlandia, 44. Estos países han comprobado que invertir en promoción de salud -física y mental- acaba por resultar más lógico, más justo... y a la larga más económico. Esos países sí son un modelo a seguir.
En el polo opuesto tenemos a Estados Unidos, donde la baja maternal como tal no existe. Casualmente, EE UU es también el país que vive más a la defensiva, el más violento del mundo, un país donde las escuelas se han visto obligadas a instalar detectores de armas. Hoy se sabe que el vínculo madre-hijo es el sustrato de la misma capacidad de amar, de convivir. Apoyarlo o no tiene una profunda trascendencia social.
No, señora Fernández de la Vega, volver a trabajar a las seis semanas de ser madre no es un modelo a seguir, es una elección personal sobre la que no opino. Pero recomendarlo públicamente... me parece que es no entender nada, y es utilizar a una ministra en concreto para dar una imagen de modernidad falsa y muy mal encaminada.
Isabel Fernández del Castillo.