lunes, 16 de marzo de 2009

¿OBJETIVAS?

Ya no aparece con tanta frecuencia en los medios de comunicación la polémica asignatura de Educación para la Ciudadanía. No voy a entrar aquí y ahora en el debate Ciudadanía si, Ciudadanía no. No porque no sea interesante, sino porque quiero exponer las reflexiones a las que me llevaron tantos pseudo debates a causa de la última sentencia del supremo en este caso.

Pues bien, los detractores de la polémica asignatura aseguraban que no era una asignatura objetiva, como por ejemplo, las matemáticas.

¡Ya estamos¡ ¡Siempre con las matemáticas¡ ¡Qué manía¡ Pues señores, como profe de la temida materia no estoy nada de acuerdo. Por supuesto que los resultados matemáticos y el contenido de la asignatura son objetivos pero ¿su enseñanza? Evidentemente, no. Tradicionalmente se transmite como una asignatura competitiva, si me apuran segregadora, pues es la que aprueban ‘’los listos’’. Se la utiliza para etiquetarnos, para monopolizar el concepto de inteligencia, para que nos creamos superiores si somos capaces de entender a la primera qué es un logaritmo neperiano o el concepto de derivada en un punto. Se transmite que las calificaciones en esta materia son absolutamente determinante para el futuro profesional del estudiante: si no se te dan bien estás condenada a sufrir si te decides por las ciencias y si se te dan genial no se te ocurra manifestar que te inclinarás por ciencias sociales porque todos te dirán que vas a desperdiciar tu vida. Todo esto, no es objetividad, es una transmisión clara de valores. Debería haber otra enseñanza de las matemáticas, de forma que no signifiquen tanta presión para el que las estudia. Hay que enseñarlas como un juego, con unas reglas que hay que ir aprendiendo y sabiendo interpretar poco a poco descubriendo cómo nos ayudan a conocer e interpretar el mundo que nos rodea. Hay que hacer ver cómo con un poco de tiempo y esfuerzo podemos avanzar, cada uno a su ritmo. Dejar claro que la capacidad de abstracción se puede trabajar y que es una capacidad más del ser humano. Y que en el futuro lo mejor es dedicarnos a lo que nos guste y nos llene. Si es algo que tiene que ver con las matemáticas pues bien, si no, pues fenomenal también. Porque dos y dos seguirán siendo cuatro pero que la matemáticas sigan siendo odiadas por gran parte de los estudiantes no me gustaría que fuera algo inamovible.

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